La frontera de Estados Unidos y México vive momentos de tensión y emociones marcados por la determinación de quienes buscan sin visa el sueño americano, con miles de migrantes que llegan a diario.
En Eagle Pass, Texas, separada de Piedras Negras en México por el río Grande, decenas batallaron en el agua para rescatar a una bebé de un año y a su madre que a mitad de camino fue doblegada por la corriente.
La pequeña Olga quedó en brazos de Yonder Urbina, paralizado en su esfuerzo en la mitad del río mientras su mamá llegaba a la orilla estadounidense.
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Las personas juntaron sus cinturones para usarlos como cuerda, pero la corriente los reventó. Las personas gritaban, Olga lloraba, los efectivos militares observaron.
El grupo consiguió una soga y la lanzó al primo de Urbina, que caminó hacia mitad del río para alcanzar al hombre y la bebé, ayudándolos a salir de la parte más profunda.
Cuando los primos llegaron a una parte más rasa del río, otro hombre los alcanzó y la tensión se rompió con un aplauso.
OBSTÁCULOS
La alegría duró poco y apareció un último obstáculo. Una maraña de alambre que las autoridades de Texas refuerzan a diario impide el paso de los migrantes en regiones como ésta donde faltan trechos del muro que delimita gran parte de la frontera.
Pero para ellos volver a intentarlo es una opción, y no hay obstáculo que los desanime, menos aún al final del camino.
Mientras la patrulla fronteriza rescataba al resto del grupo atascado en el agua, otros comenzaban a cruzar.
RESCATES
Tras los tensos momentos en el río, donde la patrulla fronteriza interviene seguido con un bote salvavidas, cientos de personas fueron acumulándose a los pies de la intimidante pared de alambre.