Identificar zonas de peligro para quienes utilizan la bicicleta como medio de transporte en Mérida puede derivar en la búsqueda de soluciones a los riesgos a los que se atienen todos los días en esta urbe en constante crecimiento. Por ello, organizaciones emprendieron el Conteo Ciclista como parte del proyecto Entornos Amables.
Se trata de una iniciativa impulsada por el Observatorio de Movilidad Sostenible de Mérida en conjunto con Reflexión y Acción Feminista y el colectivo Ciclo Turixes, la cual busca ofrecer un análisis territorial en los puntos más problemáticos para los ciclistas como la avenida Itzaes, los alrededores de Plaza Oriente y el Circuito Colonias.
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“La idea es poder hacer un análisis de esos puntos rojos, ubicar los más problemáticos y hacer un conteo ciclista”, comentó Paola Becerra, representante de Reflexión y Acción Feminista.
La intención, dijo, es descubrir si estos puntos de riesgo coinciden con que también en ellos transitan muchos ciclistas; y así encontrar espacios en los que son vulnerables. De ahí, pueden desarrollarse políticas públicas para cuidar su seguridad en la capital yucateca.
Inician censo de ciclistas en Mérida para cuidar su seguridad
En ese caso, abundó, tendrían que hacer acciones de pacificación de tránsito, infraestructura de seguridad para peatones y ciclistas, así como campañas de educación vial.
Paola Becerra recordó que, en 2015, la organización que representa realizó un ejercicio similar que es hasta ahora el único existente: El primer Conteo Ciclista. En ese entonces, señaló, se obtuvieron los patrones de los hábitos ciclistas en la ciudad.
Entre los resultados obtenidos, comentó que el número de mujeres ciclistas había crecido, lo que impacta directamente en la percepción de su seguridad.
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Entre las acciones que ha realizado Reflexión y Acción Feminista, abundó, también figura el mapeo de percepción, el cual consistió en caminatas en espacios considerados inseguros para las mujeres, tales como la zona de San Sebastián; los alrededores del ADO o el barrio La Mejorada.
“Se perciben inseguras por las condiciones del uso de suelo que existe en ese espacio como el hecho de que haya cantinas o que sea zona de comercio. Después de las seis está vacío, lo que representa un riesgo para las mujeres”, destacó.
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