La coalición de derecha, ortodoxos religiosos y extrema derecha del primer ministro Benjamin Netanyahu avalaron ayer en el Parlamento de Israel una cláusula clave de la controvertida reforma judicial que busca restringir las facultades de la Corte Suprema para pronunciarse sobre decisiones del gobierno.
El documento fue aprobado por 64 diputados, mientras la oposición decidió boicotear la votación.
En una alocución televisada, Netanyahu defendió la aprobación de esta cláusula como “una etapa democrática necesaria”.
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“Esta etapa busca restablecer un equilibrio entre los poderes”, de manera que “el gobierno elegido pueda aplicar una política conforme a la voluntad de la mayoría de los ciudadanos”, argumentó el dirigente.
La sesión en la Knéset (Parlamento), que cuenta con 120 legisladores, se realizó en presencia de Netanyahu, de 73 años, que fue dado de alta temprano del hospital tras ser sometido el domingo a una cirugía para colocarle un marcapasos.
Poco antes, policías dispersaron con cañones de agua a cientos de manifestantes que bloqueaban la entrada al Parlamento.
La reforma provocó que decenas de miles de manifestantes a las calles desde su presentación a inicios de año.