Los guardias fronterizos libios rescataron a decenas de migrantes de Libia que, según ellos, abandonados por las autoridades tunecinas en una zona desértica en la frontera entre ambos países, sin agua ni alimentos.
Cientos se los llevaron por la fuerza a zonas desérticas después del estallido de violencia racial que se desató a inicios de mes en Sfax, la segunda ciudad más poblada de Túnez.
Varios grupos de jóvenes y algunas mujeres, visiblemente agotados y sedientos, estaban sentados o tumbados sobre la arena, tratando de refugiarse bajo temperaturas superiores a los 40º C.
Los migrantes vagaban en una zona deshabitada, cerca de Al Assah, a unos 150 kilómetros al suroeste de Trípoli, la capital libia.
“Les ofrecemos atención médica, primeros auxilios, teniendo en cuenta el viaje que han hecho a través del desierto”, explica Mohamad Abu Snenah, de la unidad de patrulla fronteriza libia.
En un centro de acogida, un grupo de mujeres y niños, entre ellos recién nacidos, descansaban sobre colchones.
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Según oenegés tunecinas, entre 100 y 150 migrantes, muchos de ellos mujeres y niños, siguen atrapados en la frontera con Libia.
La Cruz Roja tunecina indicó que dio cobijo a más de 600 migrantes trasladados desde el 3 de julio a la zona militarizada de Ras Jedir, al norte de Al Assah, en la costa mediterránea.
En el oeste de Túnez, cerca de la frontera con Argelia, cerca de 165 migrantes abandonados fueron rescatados, informó el Foro Tunecino de Derechos Económicos y Sociales (FTDES), sin precisar hacia dónde fueron llevados.