Al momento un mecanismo para contener la inflación es el aumento de las tasas de interés que actualmente se encuentran en 11.25%, se piensa que esta inercia pueda llegar a finales del presente año, esto se refleja para el empresario local en menos márgenes de utilidad y para las personas de a pie, en un encarecimiento del crédito, así lo informó el integrante del Consejo Coordinador Empresarial Juan José Abraham Dajer.
El empresario indicó que estos niveles de las tasas de interés se deben a políticas restrictivas de los principales bancos centrales del mundo, esto con la finalidad de restringir el gasto, por lo que la manera que tienen de hacerlo es incrementar estos indicadores.
Comentó que, si una empresa está pensando en invertir, al estar elevadas las tasas de interés, esa inversión le costará más este año en comparación de los pasados, cuando estos indicadores se encontraban debajo de la doble cifra.
“Estas elevadas tasas, aunque parezca contradictorio lo que buscan es frenar un poco la economía para que de esa manera se controle la inflación -actualmente ubicada en 6.85%-, inhibiendo la demanda”, señaló.
Externó que, si bien las elevadas tasas de interés causan preocupación al empresariado, se agudiza cuando la prospección del Banco Central mexicano es de un posible aumento de 25 puntos base.
Consideró que esta inercia se mantendrá en el país, incluso hacia finales del año.
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Detalló que la manera en que esto repercute tanto en el empresariado local, así como a las personas de a pie es que, por un lado, para aquellas personas que tienen una empresa esta se apoya de la deuda para mover el aparato financiero de las operaciones del día a día, ese dinero les cuesta ahora más, por el otro, la economía familiar se impacta porque se encarecen los créditos.
“Para ponerlo en números redondos para el empresario por cada millón de pesos, en vez de pagar el año pasado 50 mil pesos de interés, ahora se paga 112 mil 500 pesos anuales, pero para las personas de a pie, esto significa que se encarezca el crédito”; indicó.
Por último, comentó que finalmente lo que ocurre que, aunque sea en una escala menor, las empresas se ven obligadas a gravar esos impactos al precio final de sus productos o servicios, los que a su vez se van al bolsillo del consumidor final.
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