Durante la sesión plenaria del Parlamento Europeo celebrada este miércoles en Estrasburgo, al extremo este de Francia, la presidenta de la Comisión Europea, Úrsula von der Leyen, dijo que el presidente de Rusia, Vladímir Putin, “asumió que nuestro apoyo a Ucrania no duraría”, pero “se equivocó”.
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En su discurso, en el marco del inicio de la invasión rusa a Ucrania que comenzó el pasado 24 de febrero, la funcionaria señaló que el intento putinista de “mantener secuestrada a Europa” por su dependencia del petróleo y gas rusos, fue también un cálculo fallido. “Un año después de que comenzara la guerra, (Putin) ya ha perdido la guerra energética que inició. Nos hemos reposicionado (en materia energética) gracias a socios confiables y los resultados se pueden ver”, al añadir que “los ingresos de Rusia por las ventas de gas a Europa se han reducido en dos tercios”, comentó. Los datos sugieren que la exministra de defensa alemana (2013-2019) tiene razón.
Según el Consejo Europeo, en febrero de 2022, la Unión Europea (UE) importaba el 35.7% de su gas natural licuado desde Rusia, sin embargo, para noviembre de ese año la proporción cayó al 12.9%. Hoy, el 87.1% de este energético llega a la Unión Europea (UE) desde otras naciones, particularmente de los Estados Unidos. Asimismo, desde el 5 de febrero de 2023, entró en vigor una prohibición que impide a los buques de carga registrados en algún país miembro, que transporten productos derivados del petróleo ruso. Esta medida se suma al embargo que fue aprobado en junio de 2022 por el Consejo Europeo, que prohíbe la compra, importación o traslado de crudo transportado por mar de Rusia a la UE, y que entró en vigor el 5 de diciembre de 2022.
Según Szymon Kardaś, analista de políticas públicas del Consejo Europeo de Relaciones Internacionales (ECFR, por sus siglas en inglés), “Moscú fracasó en su intento de chantajear a los estados miembros de la UE reteniendo el gas”. Para Kardaś, “al coordinar los esfuerzos para obtener recursos energéticos (principalmente gas) fuera de Rusia y ejecutar rápidamente los proyectos de infraestructura planificados, los estados de la UE podrán continuar con su estrategia de desvinculación energética de Rusia”.
No obstante, recordó que “las inversiones destinadas a reducir la dependencia (…) de los estados miembros de los combustibles fósiles, les permitirán fortalecer verdaderamente su soberanía energética a largo plazo”.