Cada una de las familias que dejaron su hogar en La Plancha de Mérida, ubicadas ahora en las cercanías de lo que será el Gran Parque de La Plancha no desocupa un hogar: en cierta forma, renuncia un poco a sus raíces.
El pasado viernes estas personas recibieron las 11 nuevas casas que fueron construidas sobre la calle 46, lado oriente de los terrenos de la ex estación de ferrocarriles, a cambio de igual número de predios que por generaciones habitaron y que están al norte sobre la calle 43, colindantes con el parque Artículo 123 Constitucional.
Ahora tendrán esta última semana del año para realizar su mudanza apoyados por vehículos de carga que les proporcionará el gobierno del Estado.
Como un cierre de ciclo por Año Nuevo, todas las familias se van despidiendo de sus antiguos hogares, algunos a lo largo de tres generaciones, todos se disponen a recibir el nuevo año en un nuevo hogar en el mismo rumbo, con los mismos vecinos, y pese a eso ya no será igual.
Vecinos de la Plancha abiertos a la negociación para ser reubicados
En los alrededores avanzan las obras para la construcción del Gran Parque La Plancha; se trata de una paulatina desaparición de los espacios icónicos del rumbo, como el Parque Artículo 123, por los cruces ferroviarios de la calle 43 que colinda con los ex patios de maniobras.
Desde finales del siglo XIX los 11 predios desocupados conformaron el primer hospital ferrocarrilero hasta finales de la segunda década del siglo XX, cuando se edificó el sanatorio “Rendón Peniche”.
De facto, las edificaciones de lo que fue el hospital se convirtieron en espacios para alojar a trabajadores ferrocarrileros y sus familias, a fin de que los primeros estuvieran disponibles y cerca cuando se requiriera.
Con el paso de los años las familias adecuaron estos predios según sus necesidades, más nunca fueron propietarios legítimos de los mismos, por años vivieron con la incertidumbre de qué sería de ellos el día que se los quitaran.
Sucedió que, ahora con el proyecto del Tren Maya y posteriormente del Gran Parque de la Plancha, que se hicieron las gestiones para que se desocuparan las viviendas, a cambio de las casas en comento y que se edificaron en tres meses en el mismo rumbo.
Algunos de los vecinos ya comenzaron a desmantelar los predios, quieren llevarse aquello que piensan pudiera serles útil como estructuras de hierro, protectores de ventanas, láminas de asbesto, algunas puertas, ventiladores, unidades de aire acondicionado, etcétera.
Pedro Pérez Cruz, uno de los vecinos que cambiarán de residencia, comentó que desde el día que le entregaron la llave de su nueva casa tenía sentimientos encontrados. Por un lado, experimentaba la alegría y emoción de recibir una casa nueva, bonita, moderna, en un lugar privilegiado y el mismo rumbo de la ciudad donde siempre ha vivido, tranquilidad que solo brinda la certeza jurídica de que es propietario de la misma.
“Es verdad que te emociona estrenar una casa, especialmente tan bonita y en un lugar tan especial; para mí estoy recibiendo mucho más de lo que estoy entregando desde el punto de vista material, pero por otro lado hay ese sentimiento de todo lo que hemos vivido en esa casa, nuestras alegrías y tristezas, las convivencias y momentos especiales, los que se fueron y los que llegaron, si los muros hablaran ¡qué de cosas nos dirían!”, expuso.
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