El nombre de Taylor Swift se ha vuelto tendencia este año. El lanzamiento de Midnights, colar todos sus temas en Billboard y recientemente su molestia con Ticketmaster la han colocado como una de las artistas mainstream que más ha luchado por una industria musical justa.
Y es que la estadounidense además de ser un icono pop se ha convertido en sinónimo de justicia por sus luchas con Spotify y recientemente con Ticketmaster.
Como parte de la venta de boletos para su The Eras Tour, la máxima empresa de boletaje en el mundo falló ya que la demanda de fans y hasta revendedores provocó el colapso que de acuerdo al presidente de Live Nation, Greg Maffei, 14 millones de personas querían comprar boletos y solo 2 millones lo consiguieron.
Tras esto, Taylor Swift expresó su molestia en sus redes sociales y mencionó que es difícil para ella “confiar en una entidad externa”:
“Es realmente difícil para mí confiar en una entidad externa con estas relaciones y lealtades, y es insoportable para mí ver cómo ocurren los errores sin ningún recurso”, escribió Swift en Instagram.
Esto provocó que la empresa pidiera disculpas a la cantante por estas fallas.
“Queremos disculparnos con Taylor y todos sus fanáticos, especialmente aquellos que tuvieron una experiencia terrible al intentar comprar boletos”, se leyó en un tuit que fue publicado en su cuenta oficial de la compañía.
Como consecuencia de esto el Departamento de Justicia de Estados Unidos ha iniciado una investigación para Ticketmaster y Live Nation debido a prácticas de monopolio en la industria de aquel país. Esto fue reportado por CBS News.
Ambas empresas se fusionaron en 2010 y con ello los espectáculos están regidos en su mayoría por ellos. En México la historia no es muy distinta ya que Live Nation también es accionista de OCESA cuya venta de boletos está a cargo de Ticketmaster.
Taylor Swift contra Spotify
Esta no es la primera vez que Taylor Swift tiene un enfrentamiento con una empresa grande. En 2014 retiró su catálogo por considerar que “las cosas importantes y raras son valiosas” y que en su opinión “la música no debería ser gratuita”, refiriéndose a la forma en la que opera Spotify y a la baja paga.
Todo esto durante su era más exitosa: 1989.
No fue hasta 2017 que decidió volver a las plataformas sin ningún tipo de condición pero con ello visibilizó que artistas más chicos no tienen ganancias justas por reproducciones y con ello las plataformas han tratado de generar mayores ganancias a los artistas que tienen música.
Eso sí, durante estos años de boicot la cantante solamente vendió 10 millones de copias de 1989 que incluye éxitos como “Shake It Off”, “Blank Space” y “Style”.
¿Cuál será el siguiente enfrentamiento de la cantante? ¿Será verdadero eso de que consideran que ella es la industria?