América García
Los vinos fortificados que se maceran con cáscara de naranja y son ligeramente dulces, asemejándose a un vermut, son una exquisites y una nueva opción para disfrutar
No tenga miedo a la hora de experimentar con nuevas tendencias que acompañen sus platillos, darle gusto al paladar después de una comida. Los vinos naranja u orange wine son ideales para el postre o el aperitivo.
Te puede interesar: Festival del Vino: Fin de semana de degustaciones y arte en Queretaro
Los dulces son ideales para estos vinos, así como los quesos fuertes. Como aperitivo, con hielo y con una rodaja de naranja fresca es ideal para antes de la comida.
El vino naranja está elaborado con variedades de uvas blancas cuyo mosto ha fermentado y macerado junto con sus hollejos o pieles, como si fuera un vino tinto. Es esa maceración en contacto con sus propias pieles le aporta un delicioso y característico color, aroma y sabor. Los tiempos de maceración con las pieles pueden variar considerablemente entre los diferentes productores, yendo desde unos pocos días a tres o cuatro meses. Hay productores más extremos que maceran incluso durante diez meses o hasta un año.
Este tipo de vino suele madurar en depósitos de hormigón, ánforas o grandes barriles de madera.
Son vinos de elaboración artesanal y muy natural, suelen llevar muy poco azufre y generalmente se embotellan sin clarificar ni filtrar.
Puedes leer: BACO Fest: Para los amantes del vino y los productos gourmet
Según Pilar Oltra, Sommelière CEO y Fundadora de Vinology y La Parra by Pilar Oltra, el origen de los vinos de tonalidad naranja se remonta a hace más de 4 mil en el Cáucaso, específicamente en Georgia, región donde aún se elaboran estos vinos siguiendo la técnica ancestral. Desde ahí esta práctica se fue extendiendo a Eslovenia, luego a Italia, Francia y al resto de países que hoy lo producen. Aunque es en Australia y en Estados Unidos donde este tipo de vino toma relevancia y por primera vez se le denomina Orange Wine (Vino naranja) por su particular color.
Estos vinos tienen por lo general un marcado carácter y una estructura similar a la del vino tinto pero conservan todo el frescor característico de los blancos. Pueden tener diferentes tonalidades que varían entre el dorado, el ámbar y el naranja salmón. En nariz pueden parecer vinos dulces, pero generalmente en boca son bastante secos. Cuentan con una amplia variedad e intensidad de aromas, como el pomelo rosa y manzana madura con un sutil toque punzante que recuerda al velo de flor. También hay notas de flores secas, hierbas del campo y melocotón. Son aromas y sabores muy distintos a los que podemos encontrar en otros tipos de vinos. Y es eso que los hace tan únicos y tan especiales.
Los vinos naranjas necesitan de una temperatura de servicio especial para expresar todas sus características y cualidades. Lo recomendable es no tomarlos demasiado fríos, personalmente me gusta servirlos entre los 10 y los 12ºC. Una copa de cristal transparente nos dejará apreciar mejor sus aromas, color y sabor.