El español Carlos Alcaraz derrotó este domingo al noruego Casper Ruud en la final del US Open y, de un solo golpe, alzó el primer título de Grand Slam de su meteórica carrera y se erigió como el número uno más joven del tenis masculino.
Ganado el último punto, Alcaraz se desplomó en la pista entre lágrimas y fue corriendo a abrazarse a la grada con su padre, Carlos, y su entrenador, el ex número uno mundial Juan Carlos Ferrero.
El prodigio del pequeño pueblo de El Palmar (Murcia), con sonrisa de niño y marcas de acné en el rostro, resistió la presión en los momentos más difíciles y se coronó en un lluvioso 11 de septiembre de Nueva York, en la mayor pista de tenis del mundo.
Tras un breve y emocionante recuerdo a las víctimas de los atentados de 2001, Alcaraz fue recibido con una enorme ovación por los 23.800 aficionados neoyorquinos, que han disfrutado de su ascenso durante un torneo plagado de emocionantes victorias y jugadas de museo.
Fulgurante carrera
Los hitos de la fulgurante trayectoria de Alcaraz están a la altura de los inicios del ‘Big 3’ (Nadal, Roger Federer y Novak Djokovic) y ahora, con su primer título grande en la vitrina, presenta su firme candidatura a liderar una nueva época en el tenis masculino.
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«Felicidades Carlos Alcaraz por tu primer Grand Slam y por el número 1 que es el colofón a tu primera gran temporada que estoy seguro serán muchas más!», le felicitó Nadal inmediatamente por Twitter.
Desde la creación del ranking de la ATP en 1973, Alcaraz es el 28º jugador que alcanza la cima y el cuarto español, después de Nadal, Carlos Moyá y Juan Carlos Ferrero, el entrenador de la joya.
En un guiño del deporte, Ferrero había sido el último tenista en asaltar el número uno en el US Open y lo hizo además en 2003, el año en que nació su pupilo Alcaraz.
El español superó la marca de precocidad del australiano Lleyton Hewitt, que llegó a la cima en 2001 con 20 años y nueve meses, en una asombrosa temporada en la que ha ganado más títulos (5) y partidos (51) que ningún rival.
Contra las cuerdas
En la sala de espera de un histórico doble triunfo, Alcaraz arrancó el partido con el brazo algo encogido.
Desde la grada no tardaron en animar a su nuevo protegido, con gritos de «¡Let’s go Carlos!» (Vamos, Carlos), y el español fue templando los nervios.
Alcaraz, que respiró con su primer quiebre, intentaba introducir velocidad al juego pero le faltaba chispa ante la consistencia del noruego.
El español mantuvo su escueta ventaja para anotarse el primer set pero en el segundo pareció asaltarle el costo físico y mental de su recorrido en Nueva York.
En sus tres partidos de esta semana estuvo en pista 15 horas y 13 minutos, por 8:56 de Ruud, para sobrevivir a batallas nocturnas contra Cilic, Tiafoe y Sinner, en la que salvó una pelota de partido.
Ruud vislumbró su oportunidad y se embolsó el segundo set, luciéndose incluso con algunas sutilezas más propias de su rival.
En el tercer, Alcaraz vio cómo Ruud le sobrepasaba hasta avanzarse 4-5, expresando su frustración con algún raquetazo a la red.
Por primera vez en el torneo Alcaraz veía como su rival salía vencedor de los intercambios más brillantes y trepidantes, que ponían en pie a una grada plagada de celebridades.
Con ventaja 4-5, Ruud gozó de dos pelotas de set en un taquicárdico desempate del que Alcaraz salió airoso con un último intercambio estratosférico que esta vez sí cayó de su lado.
El noruego se entregó en el ‘tiebreak’ con varios golpes muy desviados que permitieron al español avanzarse con un cómodo parcial de 7-1.
En el último set Ruud cedió su servicio en el sexto juego y, tras caer derrotado en junio en París por Nadal, claudicó ahora ante el nuevo fenómeno español.
Con información de 24 Horas Nacional
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