REDACCIÓN
Pobladores de la comisaría de Sitilpech, en Izamal, manifiestan su creciente preocupación por los potenciales daños al medio ambiente de la granja porcícola Kancabchén II, ubicada a 900 metros de la población, por la contaminación que representa para el manto freático.
Libran batalla contra granja de Sitilpech
Y es que el lugar alberga a más de 48 mil cerdos, que generan fluidos y heces fecales, desechos que contienen nitrógeno y fósforo, patógenos que causan enfermedades, sales, metales pesados, productos químicos farmacéuticos, pesticidas, antibióticos y hormonas, que generalmente son utilizados en los procesos de cría de los animales.
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Integrantes de la organización La Esperanza de Sitilpech, formada en 2021, se oponen a esta planta, por lo que en días recientes realizaron una manifestación en la que mostraron carteles con consignas como “No queremos la granja, está contaminando el agua” y “Sitilpech exige un pueblo sin contaminación”.
El caso de Sitilpech se lleva en el Juzgado 1º de Distrito y los pobladores están dispuestos a llevarlo a la Suprema Corte de Justicia de la Nación. De ser así, podría seguir la misma ruta que el “caso Homún”, presentado ante dicha instancia el 5 de mayo del 2021, por situación similar, el cual está acompañado de miles de referencias de investigaciones científicas aportadas por organismos nacionales e internacionales, que por muchos años han dedicado su tiempo al estudio de los efectos de las mega granjas porcinas.
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De acuerdo con estos organismos, como el Centro para la Diversidad Biológica, que agrupa a 1.7 millones de miembros en el mundo y a más de 900 en México; Coastal Carolina Riveerwach, dedicado a la protección y restauración del agua; Earthjustice, que agrupa a expertos en derecho ambiental en Estados Unidos, y Water Keeper Alliance, entre otras, las piscinas de tratamiento de aguas residuales de las mega granjas suelen desbordarse con las lluvias o los huracanes y los líquidos son absorbidos directamente por el subsuelo.
Estos residuos son vertidos al campo de cultivo donde las plantas absorben algunos nutrientes y el resto se filtra.
Los afectados afirman que Kekén elabora una intrincada red de tuberías con aspersores potentes para deshacerse de las aguas, supuestamente tratadas, que almacena en seis piscinas o fosas.
Para ello, adquirió un terreno de unas 300 hectáreas, según la versión de los pobladores de Sitilpech, que sería el receptáculo de estos líquidos.
De este modo, las aguas vertidas al subsuelo llegan a los cenotes y pozos de las comunidades, donde los habitantes, en muchos casos, aún consumen esta agua para actividades cotidianas.
Graves riesgos
Los desechos de las mega granjas contienen altos niveles de nitrógeno que representa una amenaza para, por lo menos, 78 especies acuáticas subterráneas.
Además, la exposición de nitratos en agua potable puede causar cáncer colorrectal y enfermedades de la tiroides, de igual manera los fetos y bebés son susceptibles a defectos de nacimiento como el síndrome del bebé azul, en niños menores de seis años.
La contaminación por nitritos causa, además, la muerte de animales como el águila ciega yucateca y la dama blanca, especies comunes de los cenotes. Y exponerse a las cianobacterias al bañarse en los ojos de agua puede generar enfermedades gastrointestinales, en la piel, irritación en los ojos y oídos.
Cabe destacar que, cuando los desechos de los cerdos (orina y heces fecales) se descomponen, liberan sulfuro de hidrógeno, amoníaco y cientos de compuestos volátiles que, junto con el metano y el óxido nitroso, contribuyen al efecto invernadero.
Además, los trabajadores de las granjas porcícolas están expuestos a padecimientos como dolores de cabeza, congestión nasal, dolor de garganta, tos persistente, opresión en el pecho, sueño y fatiga, vinculados a las labores que desempeñan, lo cual ha sido documentado por diversos estudios llevados a cabo desde la década de 1970 del siglo pasado.