Sinanché conserva el tradicional uso de las jícaras
Pobladores resaltan la utilidad, así como sus beneficios como un producto herbolario que ayuda a combatir la tos, tuberculosis y asma.

En la localidad de Sinanché, Yucatán pobladores aún mantienen la tradición del uso del conocido árbol sagrado de los mayas, un árbol de jícaras cuya especie es la crescentia.

Sinanché conserva el tradicional uso de las jícaras

Pobladores resaltan la utilidad, así como sus beneficios como un producto herbolario que ayuda a combatir la tos, tuberculosis y asma.

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Aunque es de resaltar que son contadas las personas que tienen un ejemplar en sus patios, y quienes cuentan este tienen la posibilidad de crear utensilios naturales.

Cabe señalar que, desde nuestros antepasados usaban el fruto seco y limpio como recipientes de todo uso, antes que llegaran los artículos de plástico que ahora conocemos, pues en los altares de la cultura maya es una pieza importante y significativa para las ofrendas.

Dentro del procedimiento para obtener una jícara como utensilio, los lugareños realizan los siguientes pasos, lavan las piezas con cal y abundante fuego, posteriormente se raspa el centro y se comienza a lavar para dejarlo reposar durante todo un día, para que pueda ser utilizado después.

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Las jícaras se comienzan a producir aproximadamente a partir del cuarto o quinto año, y llegan a pesar un máximo de 10 kilogramos y se demora de 5-7 meses en caer.

Propietarios de algunas plantas, comentaron que anteriormente cosechaban hasta 50 jícaras de distintos tamaños, y las mandaban a limpiar para su propia utilidad o comercializarlas como recipientes.

FRUTA MEDICINAL

También se ha utilizado por años el fruto como medicina tradicional, pues sus propiedades antibacterianas y antiinflamatorias ayudan alivianando enfermedades respiratorias como: tos, tuberculosis y asma, ingiriendo como un jarabe.

Uno de los meses con más demanda es noviembre, ya que son muy solicitadas debido a que en la Península se utilizan para colocar las ofrendas de sus altares durante el “Hanal Pixán” como es conocido.

Para la localidad de Sinanché y su gente, el árbol de jícara es una especie sagrada que buscan mantener en uso por muchos años más.