La tarde de un 16 de diciembre de 1997 se convirtió en una pesadilla para muchos padres, pues sus hijos comenzaron a tener ataques epilépticos mientras veían el episodio «Electric Soldier Porygon» de Pokémon, Pocket Monster.
En las noticias se informaba cómo ascendían los casos de niños hospitalizados por presentar convulsiones, además de ardor en los ojos, náuseas y espasmos.
Pronto se supo que la escena que desencadenó todo se trataba de una pelea de Pikachu, donde se apreciaban rápidos destellos con efectos estroboscópicos rojos y azules, proyectando 54 planos en solo cinco segundos.
Más de 700 niños fueron víctimas de estas luces.
¿Por qué sucedió?
Los médicos llegaron a la conclusión de que se trató de episodios de “epilepsia fotosensible” o “epilepsia televisiva”, una condición desencadenada por la constante e ininterrumpida exposición a secuencias de luces brillantes no propiamente por el programa de Pokémon.
Estos estímulos visuales producen una reacción anormal del cerebro a la información que recibe y solo afectan a personas con esta condición neurológica, la cual es más común entre los 7 y los 18 años.
Se hace énfasis en que las luces rojas pueden provocar más estos episodios pero también los videojuegos, los monitores de computadora, las luces fluorescentes, las luces de antro y los patrones geométricos.
Según la revista científica Current Biology algunos pacientes con este padecimiento también han presentado ataques son visualizando imágenes estáticas, aunque no son frecuentes este tipo de casos.
Este problema causó una caída de 1,5% en las acciones de Nintendo en las Bolsas de Osaka y Tokio y la intervención del que era el primer ministro, Ryutar Hashimoto.
El programa de Pokémon fue suspendido para realizar las investigaciones pertinentes.