En su 60 aniversario en México, Nissan abrió las puertas de su planta A1 en Aguascalientes, complejo en el que se producen Kicks, March, Frontier y otros tantos vehículos que mantienen a la armadora nipona en el primer lugar del mercado nacional. Nos adentramos en sus entrañas para ver los procesos que han hecho posible el éxito de Nissan.
Un complejo inmenso en el que se divide en varias naves que guardan los secretos de la armadora japonesa que la hacen la más exitosa en México desde hace varios años. Allí toman forma los vehículos desde que son metales en bruto.
Los metales se funden a temperaturas que compiten con las capas internas del planeta. En el calor abrumante, comienzan a esculpirse las piezas que conformarán los autos más solicitados del mercado nacional.
Los olores se mezclan. Son fuertes, de inicio en el recorrido invaden demasiado a la nariz, pero conforme avanzamos, uno nuevo aparece acompañado de los movimientos de máquinas automatizadas que mueven a placer las pesadas piezas de metal.
Sin embargo, el alma de las máquinas son los trabajadores de la planta A1. Se cuentan por cientos. No todos en el mismo espacio, sino repartidos a lo largo del complejo y poniendo en funcionamiento cada área que va con un ritmo orquestal para que la producción sea óptima y sin retrasos.
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Nissan compartió secretos de emblemática planta A1 en Aguascalientes
La pintura, uno de los pasos más llamativos, siguió como un secreto. No por otra cosa que por el tiempo tomado para presenciarlo y que llevaría un tiempo más prolongado que, evidentemente, acapara tiempo de los encargados del área.
Para quien no se queda solo con que el auto ruede por las calles, la planta A1 es un paraíso.
Ahí mismo se fabrican los motores que darán vida a los vehículos, los mismos que siguen una y tradición de más de medio siglo en el país y que evocan memorias de todo tipo para millones de mexicanos.
Es emocionante ver como en un mismo sitio, piezas inertes, sin color, sin forma particular, terminan por ser una sinfonía cromática que llegan al pináculo cuando se ensamblan y dan paso al milagro de la movilidad.
Pero antes de que salgan a la luz, hay que verificar que cumplan los requerimientos necesarios. Después de que los encargados terminan de dar los detalles estéticos, continúa la fase de exigencia.
Solo falta un paso, pero el vital. Cada unidad es sometida a pruebas para verificar que puede ir al área de venta. El dinamómetro entra en acción y los ingenieros corroboran que los autos están listos para que sean puestos a la venta.
Una hilera infinita se genera día a día tras concluir el proceso que pone en armonía al humano con las máquinas y que se refleja en vehículos que iniciaron como una ilusión de ser los portadores de anhelos que ya tiene a cuestas un sin número de familias que en sus recuerdos cuentan con al menos una memoria en la que está presente un Nissan.
Con información de Agencias